Estoy sentada en la misma cama, con el mismo dibujo a mi izquierda, la misma memoria que perdona pero nunca olvida, mis mismas emociones y mi mismo carácter. La diferencia es que tú ya no eres parte de mi atmósfera. Fuiste tan solo oxígeno que pasó por mis pulmones. Y podríamos decir que ya me he librado de todo lo que te sobraba.
Así que de nada. Alguien tenía que ser la primera persona en superarte.
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