domingo, 7 de octubre de 2012

maptle

No sé qué nos había pasado. Tampoco entendía por qué todas nuestras promesas se habían roto de esa forma tan insegura, al fin y al cabo, éramos mejores amigas, no? Quizás septiembre nos hacía cambiar, nos hacía olvidar todos los buenos momentos del verano y nos obligaba a meternos en un universo paralelo del que no saldríamos hasta las próximas vacaciones. No sé que fallaba dentro de nosotras. Quizás eran demasiados los reencuentros, demasiadas las diferencias y pocas las igualdades. Quizás era todo y nada al mismo tiempo. Tal vez eran las diferentes compañías que nos rodeaban. O los favoritismos puntuales entre amigas, que causaban marginaciones que, a su vez, causaban y causan también enfados. Puede que el siempre tuviese fecha de caducidad. O tal vez demasiados cambios en nuestras vidas los que nos hicieron separarnos. Pero quiero que recuerdes que sigues estando ahí, en ese rincón dentro de mi que lleva tu nombre, en el mundo genial de las cosas que dices y haces. Que, bueno, no olvido que todavía tenemos amaneceres pendientes y que te echo de menos. Que me duele ver que nos ha pasado esto a nosotras, las que jurábamos que nada ni nadie nos iba a separar; que me joden tus cambios de humor, miradas desafiantes y contestaciones bordes. Pero sobre todo, me jode que casi ya no formes parte de mi, de mi vida. Que ya no estés ahí para aconsejarme y decirme que esos converse no me van con mi jersey. Que ya no me repitas mil veces que no me preocupe, que todo va a salir bien. Que ya no me mires a los ojos para saber si estoy realmente bien o hay algo escondido en mi mirada. Por que sabes? No me gusta perder amigas, y menos a la mejor de todas ellas.

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