Sigo sin acostumbrarme a perder.
A despertar en una habitación fría de soledad.
Sobre una cama que a vista obvia, es para dos.
A recorrer los pasillos de mis recuerdos, como pretexto para mantenerte vivo en ellos.
Entre sombras, me he vuelto aire.
Pero no. Todavía no logro acostumbrarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario